MANÍAS, PÁNICOS Y CRACS: HISTORIA DE LAS CRISIS FINANCIERAS
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En
este libro se abarcan principalmente cuatro oleadas de crisis financieras que
han sido determinantes en la historia económica mundial. Debido a la
volatilidad de los precios de las divisas, los bienes raíces, los productos
básicos y las acciones desde la década de 1970. En 1980, dio lugar a la primera
oleada de crisis cuando México, Brasil, Argentina y otros diez países en vías
de desarrollo incumplieron los pagos de sus préstamos en dólares. La burbuja de
crédito se relacionó con el rápido crecimiento de los préstamos de los bancos
internacionales. En los primeros años de la década de 1990 se desencadenó la
segunda oleada, que abarcó a Japón (país que llevo directamente al fracaso
masivo de los bancos y a un periodo prolongado de crecimiento por debajo de la
tendencia), donde los precios inmobiliarios y de las acciones se septuplicaron en
paralelo a tres países nórdicos: Finlandia, Noruega y Suecia. La tercera oleada
tuvo lugar en 1997, conocida como la crisis financiera asiática, que incluyó a
Tailandia (provocó un descenso en los valores de la moneda y de los precios de
los activos, seguido de recesiones), Malasia, Indonesia, Corea del Sur, Rusia,
Brasil y Argentina. Por último, en 2007 se originó la cuarta oleada provocada
por la caída de los precios de los inmuebles en los Estados Unidos (dato
interesante: la recesión fue breve y poco profunda tras la bajada del precio de
las acciones en un 40%), Gran Bretaña, España, Irlanda e Islandia; y después
por la caída de los precios de los bonos de los gobiernos de España, Grecia y
Portugal.
Las
oleadas de burbujas de crédito tuvieron en común, que fueron seguidas por una
recesión y la desaceleración económica, que hubo flujos transfronterizos de
dinero lo que conlleva a grandes aumentos en los valores de las monedas y de
los precios de los bienes raíces o acciones de los países, que siempre
implosionan debido a que en su propio concepto implican incrementos no
sostenibles en el endeudamiento de un grupo de prestatarios o aumentos
insostenibles en los precios de las acciones, y que cuando la tasa de
crecimiento de la deuda se recude provoca una depreciación de las monedas.
En
1971, Estados Unidos era el pilar que sostenía los tipos de cambio establecidos
en 1934, 35 dólares la onza. Sin embargo, el esfuerzo por retener una versión
modificada del sistema de Bretton Woods de monedas vinculadas (1972), fracasó y
se estableció el tipo de cambio flotante en 1973.
Las
monedas de todo el mundo sufrieron por la oleadas acaecidas: el marco alemán y
el yen japonés se apreciaron más rápido que el resto desencadenando una
depreciación aún mayor; el peso mexicano, el cruzeiro brasileño, el peso
argentino y otras de otros países en desarrollo sufrieron una depreciación
entre el 30 y 40%; el marco finlandés, la corona sueca, la libra esterlina, la
lira italiana y la peseta española disminuyeron más de un tercio de su valor en
apenas seis meses; la mayoría de las monedas asiáticas también sufrieron una
grave depreciación; la corona islandesa se depreció un 50%; incluso el euro que
se adoptó en 1999 en los países miembros de la Unión Europea se depreció un
30%, en cambio tres años después aumentó su valor un 50%.
En
resumidas cuentas, estas crisis financieras y las quiebras bancarias fueron
resultado de la implosión de las burbujas de los precios de los activos y de
las fuertes depreciaciones de las monedas. Además, las burbujas de crédito que
a menudo ocurren en varios países al mismo tiempo tienen unas causas iniciales
parecidas. De este modo, el creciente endeudamiento de los países en desarrollo
en 1970 fue desencadenado por los grandes bancos internacionales creían que las
materias primas continuarían su crecimiento y que las tasas de crecimiento seguirían
siendo altas. Son las burbujas en el sector inmobiliario el resultado de las
burbujas en el crecimiento del crédito. Así, cada burbuja llevó a una crisis financiera
que sentaron las bases para la siguiente oleada de burbujas.
En
las historia destacan diez grandes burbujas financieras: la burbuja holandesade los bulbos de tulipán 1636; la compañía de los Mares del Sur 1720; laburbuja de la Compañía de Mississippi 1720; la burbuja especulativa en activosy acciones 1927-1929; la crisis de deuda de México y otras naciones en
desarrollo 1970; la burbuja inmobiliaria y de acciones de Japón 1985-1989; la
especulación desmedida en bienes inmuebles y en acciones de los países nórdicos
como Finlandia, Noruega y Suecia 1985-1989; la burbuja inmobiliaria y de
acciones asiáticas de Tailandia, Malasia, Indonesia y otros países y regiones
del sudeste asiático 1992-1997 y el increíble aumento de la inversión
extranjera en México 1990-1999; la burbuja sin precedentes sobre todo tipo de
acciones y activos financieros estadounidenses 1995-2000; la burbuja en el
sector inmobiliario en los Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Irlanda e Islandia
entre 2002-2007 y la deuda del gobierno de Grecia.
La
tesis de este libro es que el ciclo de las manías y los pánicos resulta de los
cambios procíclicos en la oferta de crédito: la oferta de crédito aumenta
rápidamente en los buenos tiempos, y cuando se afloja el crecimiento económico,
la tasa de crecimiento del crédito a menudo se reduce drásticamente. (página 19)
Así
sacamos en claro que durante las expansiones económicas los inversores son cada
vez más optimistas, mientras que los prestamistas se vuelven menos adversos al
riesgo. La exuberancia racional se transforma en una exuberancia irracional,
desarrollando una euforia económica y aumenta el gasto de inversión y el gasto
de consumo.
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